Fernando García: El gobierno de Ollanta Humala no es 2.0
Para Fernando García, director de comunicaciones de Llorente & Cuenca, el gobierno de Ollanta Humala está lejos de ser un gobierno 2.0 que use las redes sociales e interactué a través de estas con sus ciudadanos. No basta, al parecer, que solo el Presidente o la Primera dama envíen mensajes de Twitter de vez en cuando. García compara el porcentaje de los ministros peruanos con respecto a un país vecino, Colombia, para esclarecer que nuestros políticos aún están lejos de ser los abanderados digitales de la región: de los 16 ministros colombianos, por ejemplo, 10 de ellos ya tienen una cuenta en Twitter y son además usuarios muy activos. En Perú contamos con 10 ministros y solo 2 de ellos tienen una cuenta y una cierta participación en dicha red social.
«Los políticos tienen una oportunidad de oro para comunicarse con sus electores y no lo están haciendo», añade. «Este gobierno no es 2.0 y es una pena; porque el gobierno y las diferentes instituciones tienen mucho que decir a la población».
La encuesta y análisis de Llorente & Cuenca sobre el poder en Internet arroja más datos inquietantes. Con respecto a los congresistas, solo la mitad de ellos ha sacado una cuenta en Twitter, y de los que sí poseen una, solo la mitad de ellos tiene actividad. «Es decir, solo un 25% de congresistas está utilizando algo la herramienta». El estudio de Llorente & Cuencia abarcó a más de 300 políticos, además del Congreso, el Presidente, los ministros, viceministros, alcaldes y representantes de partidos políticos. La escala va del 0 al 100, y está constuida en base a la actividad, la actualización, el alcance (cuántos son y quiénes son), así como las menciones y la interacción con otros usuarios. El más influyente de todos ellos, según el estudio, es el Presidente de la República.
«Ollanta tiene una influencia muy alta en Twitter; es la más alta de todos los estudiados. No porque tenga muchos seguidores sino porque su mensaje se difunde mucho», explica García. «Gianmarco tiene unos pocos más, por ejemplo, pero es menos influyente. Sus mensajes no se retuitean tanto y no tienen tantas interacciones. Otro caso es Bruno Pinasco, quien no está en el top 50. Sí fue estudiado, pero su actividad en Twitter y la cantidad de actualizaciones y la repercusión que tiene no lo coloca en los 50 primeros».
García también se refirió a la Primera dama, Nadine Heredia, de quien señala que su influencia es más en el mundo real que en Internet. «Ella no tuitea mucho», aclara además, pero por la posición que tiene, alcanza una amplia repercusión y los medios siempre están a la espera de lo que va a decir. Otro político analizado fue el ex Presidente Alejandro Toledo, a quien considera un «muy buen tuitero» y «constante».
El panorama y la radiografía de Twitter en Perú, en todo caso, parece aún lejos del ideal y de lo que el día a día puede llevarnos a confundir: aún los políticos peruanos se muestran renuentes a interactuar con sus electores a través de las redes sociales y las nuevas tecnologías. ¿Es esto negativo? En un contexto en el que las distancias pueden acortarse con mayor rapidez y los mensajes difundirse con más potencia, parece llamativo que muchos políticos aún se sientan reacios siquiera a intentarlo. Quizá, cuando se sientan obligados por las cercanías de unas nuevas elecciones, sea esta vez demasiado tarde.
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